La guerrilla de las FARC liberó ayer en el sur de Colombia al mayor de la policía Guillermo Solórzano y al cabo del ejército Salín Sanmiguel, quienes se reencontraron con sus familiares en el aeropuerto militar de Bogotá.
Solórzano y Sanmiguel, entregados a una misión humanitaria en una zona rural de la provincia de Cauca (sur), llegaron a Bogotá vestidos con sus respectivos uniformes, y de inmediato se fundieron en abrazos con los suyos. A Sanmiguel, de 25 años, le esperaban su esposa Angélica y sus dos hijas Tatiana y Samanta, con las que caminó por la pista, cargadas cada una en un brazo, hasta una sala donde se reunieron en privado.
Solórzano, de 34 años, era esperado también por su esposa Julia María, que se le arrojó en brazos apenas descendió del avión, y su hija Laura Sofía. Antes de llegar a Bogotá, en el lugar donde fue entregado, el mayor de la policía contó a la televisora Caracol que durante los tres años y medio de su secuestro estuvo siempre encadenado, aparentemente porque intentó una fuga. Sin embargo, ni en Cali (500 km al suroeste de Bogotá), el primer punto al que llegaron, ni en Bogotá ofrecieron más declaraciones.
Estas dos personas debían haber quedado en libertad el pasado domingo, pero el operativo para buscarlos falló porque la misión humanitaria, que integran la ex senadora Piedad Córdoba, delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y del comité Colombianos y colombianas por la paz, recibió coordenadas erradas del lugar de la entrega, según dijo el gobierno.