Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la organización guerrillera más antigua de América Latina, afrontan una presión muy fuerte. Los casi siete años de presidencia de Uribe han afectado la capacidad y la moral del movimiento. Varios altos comandantes han sido capturados, muertos en combate, asesinados por sus propios hombres o han fallecido de causas naturales, como fue el caso de Manuel Marulanda, líder histórico de las FARC. Miles de guerrilleros rasos han desertado, reduciendo el pie de fuerza de la organización casi a la mitad, hasta quedar unos 10.000 en la actualidad. Sin embargo, bajo su nuevo líder, Alfonso Cano, las FARC han demostrado una cohesión interna renovada y una capacidad persistente de adaptarse a los cambios en el entorno de seguridad.
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