Lucía Morett llega a México luego de haber permanecido en Nicaragua, donde nunca asomó cabeza, de no ser para participar en eventos electorales del partido del presidente Daniel Ortega.

El día 4 de diciembre del 2008, en la facultad de Filosofía de la UNAM, se presenta ante la prensa y sus amigos, y exhibe actitudes al menos preocupantes: cuando RCN de Colombia le pregunta qué piensa del secuestro de largos años de Ingrid Betancourt, se burla de esta mujer, diciendo que estaba muy bien de salud, que pudo contar con las grandes ventajas de un diccionario y un radio.

Que las FARC son muy sensibles y humanas al haberle permitido esto a Ingrid. Siendo que Ingrid es inocente y es una víctima del narcoterrorismo, Morett la compara con el terrorista Simón Trinidad, quien, dice ella, sufre mucho porque no le permiten ni leer los diarios. Pero ambos son muy diferentes: Ingrid es una mujer que no asesina ni secuestra, y Trinidad es un terrorista que merece castigo por sus crímenes.

¿Por qué Lucía lo defiende? ¿Qué razones tiene para defender a un criminal?