Ocurrió al final de la cena de la víspera del sábado de un grupo de estudiantes judíos. Amir Lev, el emisario de la Agencia Judía en la UC San Diego, salió a fumar un cigarrillo. Vio dos autos envueltos con banderas palestinas. "Di algunos pasos en dirección de los autos y se fueron", recuerda Lev. "Dos días más tarde, un estudiante israelí se acercó a su auto y descubrió que habían pintado con spray las palabras "terrorista sionista".
"Esto no sucede todos los días pero, indudablemente, en esta universidad hay una escalada en la atmósfera anti-Israel. Y esto está sucediendo porque, por primera vez, los estudiantes israelíes están respondiendo", dice. "Existe una opinión que dice que es preferible no responder, porque si hacemos ruido le estamos dando al otro lado relaciones públicas. Pero no podemos continuar dándoles el protagonismo. Alrededor del 90% de los estudiantes no entiende en absoluto de qué se trata. Tenemos que luchar para traerlos a nuestro lado. Ahora nos ven; estamos activos".
Esto es exactamente lo que está sucediendo en los últimos dos años en las universidades en EE.UU. y, en particular, en el sur de California - los movimientos anti-israelíes ya no están jugando en un campo vacío. Hay estudiantes estadounidenses judíos e israelíes que contraatacan al corazón de la elite intelectual en EE.UU.
California, uno de los estados más liberales y de izquierda de EE.UU., plantea un desafío particularmente difícil: la mayoría de las universidades aquí son anti-Israel, tanto entre los profesores como entre los estudiantes. Por otra parte, Los Ángeles, por sí sola, es el mayor centro de población israelí fuera de Israel, y todas las universidades tienen un porcentaje relativamente alto de estudiantes judíos. Así que hay un gran vacío.
El programa del emisario de la Agencia Judía penetró en este vacío e incluye, en esta etapa, a 50 jóvenes en sus 20 años, que vienen a prestar servicio, por uno a tres años, en las universidades más grandes de EE.UU. El objetivo es poner orden en los esfuerzos de relaciones públicas israelíes en los campus. El financiamiento proviene, conjuntamente, de la Agencia Judía, Hilel y donantes privados. En el caso de California, el principal donante es el Consejo de Liderazgo de Israel (ILC), una organización israelí de cinco años de antigüedad que se convirtió en un actor importante en la promoción de los intereses de Israel en el sur de California.
Bajo las alas de Adam Milstein, un magnate de bienes raíces, que es uno de los hombres más ricos de la comunidad israelí, la organización también financia el proyecto Embajador, que entrena a estudiantes locales para servir como una fuerza de relaciones públicas a favor de Israel en los campus, bajo la supervisión de monitores israelíes. Se trata de jóvenes que ya están ubicados en las universidades, por lo general nativos de EE.UU. o algunos que llegaron a temprana edad y, de hecho, la mayoría de ellos aman a EE.UU. y no tienen intención de inmigrar a Israel - pero una visita a Israel es todo lo que necesitan para establecer un profundo vínculo emocional.
"Todo lo que la mayoría de estos estudiantes universitarios sabe acerca de Israel es tan distorsionado y sin fundamento, que están seguros que somos nazis", dice Sagi Balasha, director de ILC. "Pero cuando ven a nuestros representantes, ven a seres humanos - jóvenes, educados y civilizados. Muy pocas personas trabajan en los campus, con decenas de miles de estudiantes. Es un trabajo de tiempo completo, enfrentando a personas, algunas de las cuales son judíos que se oponen a Israel. Esas pocas personas son los soldados de reserva de Israel en los campus.
Boicotear el hummus
Los representantes de esta "unidad de reserva" se reunieron, una fría noche, en la hermosa sala de la casa de Adam y Gila Milstein. Todo impresionante, estrictamente educado, fluida y perfecta conversación, tremendo deseo e impresionante sensatez. Definirlos no es importante, la sal de la tierra o el Silicon Valley, estos representantes le dan a Israel un aspecto que es 180 grados diferente a lo que el estadounidense promedio absorbe de la televisión. La mayoría de ellos, por cierto, tienen opiniones políticas de izquierda.
"En el período de la Operación Escudo Defensivo (Plomo Fundido) yo servía en la oficina del portavoz de las FDI y trabajaba con periodistas extranjeros", dice Neri Johnson, el emisario en UCLA. "Era casi imposible hablar con ellos. Las imágenes que llegaban del terreno eran difíciles y era imposible decir algo en su defensa, pero nadie trató, siquiera, de entender el contexto. Todo era blanco y negro. No pude olvidarlo, ni siquiera después de dejar el ejército, así que vine aquí".
"El otro lado es mucho mejor que nosotros en la transmisión de sus mensajes, y esto es frustrante", dice Lian Kimia, que llegó a EE.UU. con sus padres a la edad de 7 años, estudió en la UCLA y ahora, a los 25 años, inmigra a Israel.
"Tienen la Semana del Apartheid, que se lleva a cabo en casi todas las estadounidenses... toda la semana está repleta de eficaces montajes. Una vez montaron un bloqueo en el centro del campus, así que uno de nosotros se vistió como un palestino, fue allí y les dijo a los estudiantes allí reunidos: ‘Imagínense que yo fuera un terrorista, este lugar ya habría estallado’. Pero, por lo general, no nos comportamos así, sino que tratamos de crear un diálogo. La cuestión es, siempre, si bajar a su nivel, porque esta propaganda es tan fuerte".
Ésta es también la semana en la que las organizaciones pro-palestinas tratan de que se apruebe una resolución apoyando al movimiento BDS, que se fundó en 2005 con el propósito de reactivar el boicot económico contra Israel. Una parte importante de sus actividades se lleva a cabo en los campus, con estudiantes palestinos y sus partidarios tratando de que se cancelen acuerdos con Israel.
“Hasta hoy, esta propuesta de boicot se aprobó sólo una vez, en Berkeley", dice Ido Adulami, el emisario en la USC. "Se aprobó por unanimidad, pero el presidente de la universidad emitió un veto. Trataron de quitar el hummus Tzabar de la cafetería, alegando que los propietarios, Strauss, contribuyen con las FDI. Se llegó al nivel de boicotear el hummus".
EN la UC San Diego existe un fenómeno relativamente nuevo - en los últimos años ha habido una pronunciada avalancha en contra de Israel, que llegó al punto en el que los estudiantes israelíes prefieren no pasear por los principales caminos del campus durante la Semana del Apartheid.
"Hace dos meses nos enteramos de que la demanda para imponer un boicot se planteará esta semana", dice Amir Lev. "Desde el momento en que descubrimos esto, presionamos a los miembros del gobierno estudiantil de la universidad con un agresivo cabildeo. Éste es un esfuerzo político en todo sentido. Ahora está claro para todos que estamos aquí".
"Llegamos allí a las 5:30 de la tarde y nos fuimos a las 2:00 de la mañana. Nos sentamos en una pequeña habitación con 250-300 estudiantes que estaban claramente divididos en dos partes... alrededor del 90% de las personas en la habitación nunca había estado en Israel, no sabían nada sobre el conflicto, era dudoso que pudieran identificar a Israel en el mapa. Llevaron a cabo un debate lleno de fuego y gritos, como si tuvieran alguna idea de lo que estaban hablando. Ésta es una universidad con más de 30.000 estudiantes, y todas las listas que participarán en las próximas elecciones al gobierno estudiantil, tienen una única plataforma - ya sea a favor o en contra de un boicot contra Israel. ¿Y qué pasa si la mayoría de los estudiantes no sabe siquiera de qué se trata esto?", dice.
"La propuesta perdió por una mayoría de 20 a13. Si no hubiéramos estado allí, la resolución, sin duda, habría sido aprobada. Estaban en estado de shock. Lloraban como si les impidiéramos establecer su estado en ese momento".
Exponer el extremismo
La fuerza del sentimiento anti-Israel es algo que cambia de campus a campus y también, algunas veces, de un año a otro, dentro del mismo campus. Todo depende de los estudiantes que estudian allí en algún momento en particular. En Berkeley siempre fue importante - en los últimos años; estudiantes construyeron en el centro del campus modelos de bloqueos de carreteras en la Margen Occidental, pero este año está relativamente tranquilo.
La Universidad de California, Irvine en el Condado de Orange, era considerada, hasta hace pocos años, como uno de los campus más hostiles a Israel en Estados Unidos. Hace dos años, estudiantes pro-palestinos irrumpieron en una conferencia del embajador israelí Michael Oren y, como resultado de eso, el número de judíos que estudian en Irvine llegó a un nuevo mínimo de los últimos 15 años.
"Vienen a las conferencias que organizamos, se sientan en la primera fila y, en el momento en que comienza la conferencia, se levantan y se van", dice Eren Hoch, el emisario de la Agencia Judía en la universidad. "Una vez trajimos un conferencista, un ex oficial de las FDI, quien dijo claramente que está a favor de dos estados y, de todos modos, se levantaron y se fueron".
Cuando se le pregunta si los activistas pro-Israel interactúan con el otro lado, Amir Lev responde: "Indudablemente. Nos las arreglamos para mantenerlo respetable. Esto es Estados Unidos. Todo es terriblemente políticamente correcto y se lo debe mantener educado. No se trata de persuadirlos. Cuando me siento con uno de ellos en un café, no hablo para ellos, sino para las personas que se sientan alrededor y escuchan. Hay personas que ni siquiera están de acuerdo en hablar conmigo, porque serví en el ejército, soy un opresor. Pero tratamos de dar lugar a que otros no nos vean unidimensionalmente".
"Son inteligentes", añade Ido Adulami. "Son cuidadosos y dicen que no son anti-judíos, sino más bien, anti-sionistas. También utilizan siempre la palabra sionismo. La convirtieron en una palabra de desprecio y ésta es la propaganda que también influye en nosotros. Pero la innovación que traemos se centra en cosas que no están vinculadas a la política”.
"Tratamos de poner un rostro humano en lo que saben acerca de Israel. Por ejemplo, tenemos un grupo que se ocupa de Israel sólo desde el ángulo de negocios de alta tecnología. Es muy importante para hacer que la gente entienda la diferencia entre lo que ven en la televisión y la realidad. Por lo menos sabrán de lo que están hablando. Es un gran desafío, en un mundo en el que su vida se resume por su estatus en Facebook", dice.
- Lev concluye: "Son sólo el 5% de los estudiantes, pero son los activistas; hacen el ruido. Y, lo que es más importante, es que ellos también son la próxima generación de líderes estadounidenses. Nuestro objetivo es exponer el extremismo del otro lado y sentimos que estamos teniendo éxito, porque ahora, de repente y por primera vez, la organización de estudiantes negros está tratando de hacer contacto con nosotros y la gente se siente a gusto caminando por el campus".
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld.