¿Alguna vez ha googleado a su profesor favorito, a su modelo preferida(o), a su jefe, al presidente para conocer más de ellos? ¿Se ha googleado a sí mismo? ¿Cree que haya cosas que ellos quisieran borrar del Internet? ¿Sería correcto deshacerse de esta información?
Imagine que la foto que le tomaron el viernes pasado en esa fiesta cuando estaba pasado de copas llegó al Internet. Poco a poco sus amigos se empezarán a enterar. Su jefe, su esposa y sus hijos tienen a su alcance la penosa foto con tan sólo un clic en Google. También estará en Facebook y aunque usted se haya "desetiquetado" de ella, la compañía aún tiene la foto y puede hacer uso de esa información como le convenga, como mostrarlo en una publicidad del ron que usted aparece tomando en la dichosa imagen. Quizá lo mejor para usted sea que la fotografía se borre del Internet para siempre.
Resulta que a finales de enero, la comisionada europea para la justicia, derechos fundamentales y ciudadanía, Viviane Reding, anunció la propuesta de crear un nuevo derecho de privacidad: "el derecho a ser olvidado". Bajo este nuevo derecho, todos los ciudadanos europeos pueden remover del Internet para siempre publicaciones que ellos mismos suban aunque la información haya cambiado de manos. Es decir, si usted publica su fotografía y alguien más la comparte y se "duplica" en Internet, usted tiene el derecho de quitar la imagen de todos los sitios existentes. Más aún, empresas como Facebook tendrían la obligación de eliminar esa información de sus cerebros por siempre y no dejar rastro alguno. El argumento es simple: uno es dueño de su vida y así, de su información; uno debe poder controlarla como mejor le convenga.
Probablemente, cuando se trata de personas comunes y corrientes no hay un gran revuelo, pero imagine que usted quiere saber qué clase de persona es su presidente, su jefe, su empleado o su cantante favorito. Aún cuando son figuras públicas, ellos, como usted, podrían borrar su pasado de Internet. De hecho, el nuevo derecho no se detiene ahí; también tendríamos derecho sobre la información que es publicada sobre nosotros, siempre que no se trate de una cuestión periodística, artística o literaria. Esto es, si usted no es el autor de la foto que le tomaron pero está en ella, tiene derecho a quitarla. Quizá no le parezca mala idea, después de todo nosotros deberíamos poder controlar nuestra vida ¿O no?
En un mundo de redes, donde todos estamos conectados, resulta difícil pensar que la información sobre nosotros es exclusivamente nuestra. Vivimos en sociedad y sería difícil aislar un evento o situación sólo porque nosotros nos encontramos en ésta. Los asesinos del actor alemán Walter Sedlmayr, quien fue violentamente matado, presentaron una demanda contra Wikipedia luego de salir de prisión bajo libertad condicional. Wikipedia contenía información sobre los criminales, la cual querían eliminar alegando su derecho a la privacidad luego de cumplir su condena. Los nombres se eliminaron de la versión alemana del sitio web, aunque en las otras versiones de la enciclopedia, los nombres siguen ahí protegidos por la libertad de expresión, al menos hasta el momento.
En Argentina, hay varias demandas contra Google y Yahoo impuestas por gente (principalmente figuras públicas) que no quiere ciertas fotos circulando por Internet. Estas compañías se han visto obligadas a eliminar las ligas hacia estas fotos y, por las limitaciones tecnológicas, optaron por eliminar todas las ligas de las versiones argentinas de las páginas que aparecerían al buscar el nombre del actor, actriz, modelo o cantante.
Las implicaciones son claras y el peligro existente, pero ¿quién está amenazado? La libertad de expresión y la libre circulación de información. Para sociedades donde se valora altamente la libertad de expresión, como la estadounidense, dicha libertad significa poder compartir o divulgar información sin importar lo embarazosa que sea siempre y cuando sea veraz. Si este derecho se hace extensivo, las páginas que prometen información ya no tendrían el potencial de brindar información completa. Según Jeffrey Rosen, profesor de derecho de la Universidad George Washington, existe el riesgo de que compañías como Google y Yahoo se conviertan en "censuradores en jefe" de la información; finalmente, estas empresas tendrían que actuar también como juez cumpliendo las demandas de los usuarios.
El nuevo derecho europeo sienta las bases de muchas problemáticas de regulación de derecho internacional, de libertad e incluso, como vimos en el caso de Argentina, de tecnología. El día de hoy, dar un veredicto sobre el ganador sería demasiado arriesgado en un Ring donde apenas se están montando las cuerdas. Estamos lejos de conocer completamente las consecuencias del nuevo derecho de privacidad. Quizá lo más prudente sea hacer todo lo posible porque aquella fotografía penosa que le tomaron en esa fiesta no encuentre su camino al Internet, ¿quién sabe qué será usted dentro de 10 años?