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Análisis e Investigación
Del estruendo de Calderón al silencio de Peña
En los primeros diez meses de Peña se reportaron mil 326 secuestros, un promedio de cuatro por día.

Por Leo Zuckermann

Publicado en: excelsior.com.mx - 8 de Noviembre de 2013

 

“Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”: el dicho aplica a lo que está ocurriendo en México con el tema de la inseguridad. Pasamos de un Presidente que hablaba un día sí y el otro también sobre la violencia, a un mandatario que ha tratado de esconder el asunto debajo de la alfombra. Con Calderón: una presidencia monotemática, obsesionada con la guerra en contra del crimen, con grandes discusiones de qué teníamos que hacer para resolver este flagelo. Con Peña: una presidencia que heredó de la anterior una tremenda complicación, que decidió, correctamente, posicionar otros temas en la agenda pública bajándole el perfil a la inseguridad, pero que ha exagerado en su silencio como si dejar de hablar de un problema lo resolviera. A México no le conviene ni lo uno ni lo otro. Ni estruendo ni silencio.

En su discurso de toma de posesión, Peña mencionó las palabras “inseguridad” y “violencia” sólo una ocasión. Era evidente que llegaba un Presidente que quería colocar más temas en la agenda pública nacional. Unos días después, el 17 de diciembre, el Presidente presentó su política de seguridad en que definió que el objetivo prioritario sería “reducir la violencia y recuperar la paz; disminuir los indicadores de homicidios y secuestros”. Diez meses después, ¿se ha logrado el objetivo? ¿Se ha recuperado la paz? Pues ha bajado el índice de homicidios, pero se han incrementado, de manera considerable, el de secuestros y también el de las extorsiones. Estos, me parecen, son los tres crímenes que más agravian a la sociedad. Revisemos los números.

Comencemos con los homicidios. De acuerdo con las cifras oficiales, publicadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los primeros diez meses del sexenio de Peña (diciembre 2012-septiembre 2013), hubo un total de 15 mil 552 homicidios dolosos. En los diez meses equivalentes del último año de Calderón (diciembre 2011-septiembre 2012), el total de este tipo de asesinatos sumó 18 mil 394. Estamos hablando de una caída nada despreciable de 15%. Hay que agregar, sin embargo, que la disminución de los homicidios en México comenzó a finales del sexenio pasado, por ahí de finales de 2011, y ha continuado desde entonces. Por angas o por mangas, el hecho es que, en cuanto a este delito, se va logrando el objetivo del presente gobierno.

No así en secuestros donde tenemos un aumento de 29% si comparamos los periodos mencionados. En los primeros diez meses de Peña (diciembre 2012-septiembre 2013) se reportaron mil 326 secuestros, un promedio de cuatro por día. En el periodo equivalente (diciembre 2011-septiembre 2012), esta cifra fue de mil 25, un promedio de tres por día. De acuerdo con el experto en materia de seguridad, Alejandro Hope, de seguir esta tendencia, este año romperemos el récord de más secuestros anuales desde que comenzaron a recabarse los datos. El incremento se debe, al parecer, a que el secuestro se ha “democratizado” en México, es decir, se secuestra cada vez más a gente de menos recursos económicos. De esta forma, en cuanto a este delito tan perverso, el gobierno está lejos de lograr su objetivo; de hecho, va en sentido contrario.

En cuanto a las extorsiones, en los diez primeros meses del sexenio se reportaron un total de seis mil 625, mientras que en el periodo equivalente anterior hubo cinco mil 818. Se trata de un incremento de 14% de un delito que tiene un efecto tremendamente negativo sobre la economía. En este rubro, los resultados también son malos.

Vale la pena mencionar que el incremento en los secuestros y extorsiones puede deberse a que las víctimas están denunciando más que en el pasado. Es una posible hipótesis. En lo personal, no me convence. Significaría que, de repente, los mexicanos están confiando más en sus autoridades para que resuelvan los delitos. Francamente no veo por qué. Lo que me parece es que realmente se han incrementado los delitos de secuestro y extorsión, mientras que el homicidio doloso ha caído.

En conclusión, lejos estamos de haber resuelto el problema de la inseguridad y violencia en México. Con el silencio del gobierno actual corremos el riesgo de que este asunto no se gestione en su verdadera dimensión. Durante el sexenio de Calderón, quizá hayamos caído en el pecado de la exageración. Ahora el peligro es que caigamos en el de la negación. Ni uno ni otro son saludables para el país. Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre.

 
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