Un total de 800 militares, además de dos helicópteros de la Fuerza Aérea y 10 blindados han sido habilitados por el Ejército brasileño para reforzar las operaciones de la Policía Militar contra los narcotraficantes que reinan en buena parte de las favelas de Río de Janeiro.
La segunda ciudad brasileña no se juega sólo su reputación como futura sede olímpica, sino la de todo un país obligado a borrar los rastros de inseguridad antes del Mundial de fútbol de 2014, por lo que tras cinco días consecutivos de violencia retransmitida en directo por televisión, la implicación del Gobierno federal se ha materializado con la autorización del envío de dichos efectivos por parte del ministro de Defensa, Nelson Jobim, respondiedo a una petición del gobernador de Río, Sérgio Cabral, para que el Ejército se encargara de garantizar "la protección del perímetro" de las barriadas.
Poco antes, Cabral había recibido una llamada de la presidenta electa, Dilma Rousseff, quien elogió su "gran trabajo en el enfrentamiento al crimen organizado". También el jefe de Estado saliente, Luiz Inácio Lula da Silva, prometió desde la cumbre de Unasur en Guyana toda la ayuda necesaria "para que las personas de bien vivan en paz, sin ser molestadas por quienes están en la marginalidad".
El responsable de las operaciones admitió que se trata de "acciones complejas" contra las bandas criminales, aunque dijo tener claros los "objetivos" de su estrategia. Se refirió especialmente a Vila Cruzeiro, la favela que se había convertido en el símbolo de la resistencia de los narcos y que desde la tarde del jueves se encuentra bajo control de las autoridades tras una batalla callejera, con tanques incluidos.
"No vamos a salir de Vila Cruzeiro. Es importante capturar a esas personas, pero es más importante quitarles el territorio. Acciones de represión como las de son importantes como parte de un proyecto mayor para que el Estado retome el territorio", explicó el secretario de Seguridad.
El Batallón de Operaciones Especiales (Bope) de la Policía Militar contó en esta ocasión con el respaldo de seis vehículos pesados de la Marina brasileña, además de una decena de los tradicionales blindados de color negro que en la cultura popular se conocen como "caveirões", en referencia a la calavera que simboliza las tropas de élite.
Tras la incursión, las imágenes captadas desde el aire por TV Globo mostraron la desbandada de los narcos hacia el vecino Complexo do Alemão, un conjunto de favelas aún dominado por los jefes de la droga. Hacia allí podría desplazarse en las próximas horas la guerra de guerrillas que ha sumido en el caos una parte de Río, en especial la zona norte.
Desde la noche del domingo, cuando comenzaron los incidentes, la ola de violencia y la consecuente reacción policial se ha cobrado al menos 38 víctimas mortales, 11 de ellas sólo durante el jueves. Además, en ese mismo periodo han ardido más de 80 vehículos y las autoridades se han incautado de decenas de pistolas, fusiles, escopetas, granadas y bidones de gasolina.