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Brasil investiga la operación en su territorio de una célula terrorista
Estaría integrada por 20 personas que viajaron a Irán. Dicen que un ex diplomático iraní, buscado por el atentado a la AMIA, habría promovido los contactos. El objetivo sería el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

Por Eleonora Gosman

6 de Diciembre de 2010

 

Luego de tres años de investigación silenciosa, la Policía Federal brasileña acaba de filtrar a la prensa que vigila desde 2007 “una célula sospechosa de terrorismo” que habría recibido financiación de Irán, con el objetivo de organizar una red político-militar con amplia capacidad de acción en todo el país. El informe aparece justo en el momento en que se discute, aquí y en el exterior, la capacidad del gobierno brasileño de garantizar la seguridad de los juegos en la Copa del Mundo de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016.

Según un artículo publicado ayer por el diario Folha de Sao Paulo, la inteligencia brasileña puso el ojo sobre un grupo de ciudadanos “sospechosos” de haber sido reclutados para desarrollar “núcleos terroristas”. El medio paulista, que se basa en una fuente de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) que pidió el anonimato, indicó que la Policía Federal abrió una causa para investigar el caso. La vigilancia partió de una “colaboración” de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) que habría aportado los datos para el seguimiento de la célula presuntamente terrorista.

Según la fuente, fue la CIA la que acercó a los organismos de seguridad brasileños los datos preliminares sobre las 20 personas que integrarían un grupo inicial distribuido en San Pablo, Paraná, Río de Janeiro y, también, estados del nordeste de Brasil.

También salió de los servicios secretos estadounidenses la participación de Mohsen Rabbani, quien casualmente tiene pedido de captura de Interpol por su supuesta autoría intelectual en el atentado que devastó la Amia y que produjo 85 muertes en 1994. Rabbani era agregado cultural de la embajada de Irán en Buenos Aires en aquel momento.

Después del pedido realizado por la justicia argentina, Rabbani nunca volvió a América del Sur. Sin embargo, de acuerdo al informe policial -basado en los datos de la CIA- se las ingenió para conseguir que viajaran dos grandes grupos de brasileños a Teherán en 2008, financiados, según Folha de Sao Paulo, por los grupos extremistas Hezbollah y Jihad Islámica. La historia cierra con otro Rabbani que vive en Brasil y que sería hermano del diplomático iraní acusado por Argentina. La ABIN estaría detrás de los pasos de tal pariente.

El diario paulista habló con el director de inteligencia de la PF brasileña, David Salen. Este jefe del espionaje local “confirmó que existe una investigación sobre el caso”.

No obstante, las indagaciones realizadas no le permiten concluir que se traten de terroristas.

“Ellos alegan haber viajado a Teherán para estudiar el Islám y recoger experiencias que les permitan fundar un centro cultural en Pernambuco”, dice.

A principios de la semana pasada, se difundieron en los medios brasileños los telegramas cursados por diplomáticos de Estados Unidos en Brasil a Washington (son los publicados por WikiLeaks). El anterior embajador, Clifford Sobel, de corta estadía en territorio brasileño, sostuvo que la Policía Federal brasileña “frecuentemente detiene personas vinculadas al terrorismo pero los acusa de una variedad de delitos que nada tienen que ver con el terrorismo y lo hacen para no llamar la atención de la prensa” escribió el diplomático en enero de 2008, último año del gobierno de George Bush. En esa misiva agregaba que los datos recogidos por la inteligencia brasileña eran “compartidos” con los colegas de Estados Unidos.

Hay una posición indeclinable del gobierno brasileño y de su cancillería. Como bien aseguró ayer en un editorial impecable el historiador y periodista Elio Gaspari, si hay algo que la diploma brasileña jamás permitirá es “tercerizar sus relaciones internacionales”. Lo mismo puede decirse de la decisión del gobierno de Lula da Silva respecto del tema de la seguridad interna.

A lo largo de estos últimos días, y en particular durante la conferencia de prensa con los corresponsales extranjeros, el jefe de Estado reiteró que su país hará “unos juegos magníficos” en la “más plena seguridad”. Pero Washington ha puesto el ojo en Dilma Rousseff. Según una descripción de telegramas a los que Folha tuvo acceso, “Dilma es presentada como responsable por haber impedido el envío de una propuesta anti-terror al Congreso brasileño”. Sobel, en noviembre de 2008, se quejaba de la imposibilidad de obtener tal ley “porque el gobierno de Lula es un montón de militantes izquierdistas”.

 
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