Pese a todo, el gobierno se muestra confiado en que las relaciones con Washington se normalicen pronto, incluso se piensa apelar a la amistad con altos funcionarios del mandatario Barack Obama para solucionar el impase que derivó en la expulsión de los embajadores.
Los cables de la embajada de Estados Unidos en Quito con datos proporcionados por informantes y agentes siguen generando malestar en el régimen. El Primer Mandatario llegó al punto de acusar a la delegación diplomática de espinonaje.
Correa, durante una entrevista radial aseguró que los norteamericanos controlaban desde hace décadas varias unidades de Policía y que al ser desarticuladas por el ex comandante Jaime Hurtado los Estados Unidos adoptaron represalias.
El Jefe de Estado tomó con calma la expulsión del embajador en Washington, Luis Gallegos, y cree que las relaciones diplomáticas no empeorarán.
Tanto Correa como el canciller Ricardo Patiño aseguran que Estados Unidos se negó a entregar los cables solicitados por Ecuador con el argumento que no poseen esa información.
Por lo pronto esperan un mutuo acuerdo para que en el menor tiempo posible se pueda reemplazar a ambos embajadores.
Fuente: eltiempo.com.ec