El gobierno de
México reafirmó hoy su compromiso con la promoción y protección de los
derechos humanos en el hemisferio y respaldó el trabajo de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (
CIDH).
El canciller mexicano José Antonio Meade Kuribeña también exhortó a los Estados miembros de la entidad a asumir las responsabilidades que han contraído en este ámbito y en consecuencia a atender los pendientes existentes para fortalecer su funcionamiento.
"México considera que los países tienen grandes desafíos con relación el sistema interamericano de derechos humanos", dijo Meade al hablar en la asamblea general extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA) para hablar sobre el futuro de la CIDH.
Destacó en particular la necesidad de alcanzar la universalidad del sistema.
Asimismo, exhortó a los países que no han ratificado instrumentos como la Convención Americana de Derechos Humanos o que no han reconocido la competencia de la CIDH, a que lo hagan.
Consideró prudente que quienes han denunciado el sistema o han expresado su deseo de obrar en tal sentido "se reintegren".
Meade dijo en torno al financiamiento que más allá de la percepción de algunos Estados sobre el tema de las aportaciones voluntarias, éstas "deberán seguir teniendo un papel especial para apoyar a los órganos interamericanos de derechos humanos".
"La comisión ya aprobó sus reformas atendiendo las recomendaciones de los Estados, ahora es momento de que los Estados otorguen todo el apoyo a la comisión, sobre todo de carácter financiero para que se implementen estas reformas", dijo.
Meade dio a conocer el compromiso adoptado por su país así como Estados Unidos, Argentina y Camada para brindar aportes adicionales externos al presupuesto del sistema interamericano de derechos humanos.
En su turno, el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Nicholas Burns, anunció al pleno de los cancilleres el aporte de un millón de dólares.
Meade dijo que su gobierno espera que con la eventual resolución que adopten los Estados en este foro, culmine un proceso de diálogo y trabajo, reconociendo así la labor de todas las partes involucradas.
Ha sido, enfatizó, un trabajo intenso, importante, que requirió de flexibilidad, creatividad, compromiso, "y creo que hablar mal de la resolución implica, desde alguna perspectiva, no reconocer el respeto, el talento y el empeño que se pusieron durante casi dos años para construirla".