Introducción
En la última década tres países, Rusia, China e Irán han comenzado a profundizar sus relaciones con los países de América Latina. Suele señalarse que a pesar de sus diferencias, los tres comparten la voluntad de fortalecer sus vínculos con una región históricamente considerada como de injerencia exclusiva de los Estados Unidos. No solo debe verse como una reacción ante las políticas intrusivas de Washington en sus respectivas zonas de influencia sino que también es el producto del escaso interés que ha recibido América Latina durante los ocho años de la administración Bush.
La República Islámica de Irán inició tímidamente a comienzo de esta década una apertura con estos países a través del Movimiento de los Países no Alineados y a través de la OPEP ya que en ambos foros participan países de América Latina. Más allá de estos ámbitos multilaterales, Irán encontró en la Venezuela de Hugo Chávez un interlocutor latinoamericano dispuesto a estrechar sus lazos políticos y económicos con un país que ha visto aumentado su nivel de aislamiento internacional a raíz de la incertidumbre que genera su programa nuclear. De la mano de Chávez, Irán se acercó a Cuba, a Bolivia, a Nicaragua y a Ecuador, países miembros del ALBA al que los une un discurso populista anti norteamericano (en distintos niveles) y los subsidios venezolanos, que hasta este momento se podía permitir el gobierno de Caracas en un contexto de precios altos del petróleo.
De esta manera, Irán encontró nuevos amigos en el sistema internacional para tratar de paliar su aislamiento y Venezuela pudo codearse con uno de los países con mejores credenciales anti norteamericanas para alimentar su agresividad discursiva hacia Washington.
Sin embargo, desde el punto de vista venezolano, los bajos precios del petróleo y la creciente oposición interna y externa está limitando sus proyectos de influencia regional (más que nada basados en el ALBA como oposición a un ALCA nonato). Por otra parte, se evidencia una creciente influencia de Brasil en América Latina como lo reflejan el proyecto de UNASUR, el de la futura Organización de Estados de América Latina (OEAL) así como su importancia para Estados Unidos y la Unión Europea.
Creemos, por lo tanto, que asistiremos también a un cambio en la estrategia iraní hacia América Latina donde sin abandonar los lazos establecidos con la Venezuela chavista desde Teherán se intentará desarrollar las relaciones con Brasilia como reconocimiento de la importancia regional de Brasil.
Irán en América Latina:
La puerta es Caracas
Desde finales de la segunda presidencia de Mohamed Jatamí (2001-2005), la República Islámica de Irán ha iniciado una importante campaña diplomática tratando de establecer relaciones cercanas con los países de América Latina. El nexo inicial fue el presidente venezolano Hugo Chávez quien encontró en Teherán un aliado para su retórica ntinorteamericana.
La llegada de Ahmadineyad al poder en 2005, junto con un período de altos precios del petróleo, cementaron la relación irano-venezolana con cientos de tratados bilaterales1 en casi todos los ámbitos junto con visitas del más alto nivel (Presidentes y Ministros).
La relación no solo creció a nivel bilateral sino que se trasladó a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) donde ambos estados son miembros2 y al ALBA ámbito en el cual Irán es un estado con carácter de miembro observador. Ha sido precisamente esta iniciativa venezolana en América Latina la que funcionó como la puerta de entrada de Irán a nuestra región. Los estados con los cuales Irán ha establecido relaciones en los últimos años son casi todos miembros del ALBA3: Nicaragua (las relaciones diplomáticas, cortadas desde 1990, fueron restablecidas el 10 de enero de 2007 y el presidente Ahmadineyad asistió a la ceremonia de asunción de Daniel Ortega), Ecuador (si bien mantiene relaciones con Irán desde 1973 las mismas solo tenían un carácter formal hasta la llegada de Rafael Correa a la presidencia ecuatoriana, de hecho Ahmadineyad también asistió a la ceremonia de asunción en Quito el 15 de enero de 2007), Bolivia (las relaciones irano-bolivianas fueron establecidas en septiembre de 2007 y en ese mes Ahmadineyad visitó ese país), San Vicente y las Granadinas (que acaba de ingresar formalmente al ALBA estableció relaciones diplomáticas con Irán en Agosto de 2008).
Los presidentes de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y el Primer Ministro de San Vicente y Granadinas también visitaron oficialmente Irán entre 2007 y 2009. En todos los casos se ha evidenciado la misma dinámica: Establecimiento de relaciones, firma de tratados bilaterales de cooperación por cifras millonarias, visitas de alto nivel, intercambio de declaraciones de apoyo desde el punto de vista diplomático al programa nuclear iraní, promesas iraníes de inversión y, finalmente… más promesas iraníes. Hasta ahora las relaciones irano-latinoamericanas han sido grandes proyectos y pequeñas concreciones. Esas limitaciones no han sido suficientes como para evitar que desde los Estados Unidos de América y de Israel se insista en la peligrosidad de la “influencia” iraní en América Latina. A pesar de esto, creemos que no hay que tener miedo de contradecir estas generalidades periodísticas más interesadas que reales y analizar de cerca lo que significan las relaciones irano-latinoamericanas.
Irán ha desarrollado esos vínculos en nuestra región como una forma de ingresar a un ámbito que históricamente ha sido privativo de los Estados Unidos (el famoso “patio trasero”) y si ha habido un espacio ha sido porque Washington lo ha generado. Ahmadineyad visitó más veces América Latina en cuatro años que George Bush en ocho años.
Otra razón del interés iraní por nuestra región ha sido el creciente aislamiento internacional al que ha ingresado desde el año 2005 debido a su programa nuclear. Eso ha hecho que fundamentalmente los países europeos reduzcan al mínimo sus relaciones políticas y diplomáticas (no así las comerciales, porque tampoco hay que exagerar en tiempos de crisis económicas internacionales) y por ello los países latinoamericanos (así como los países del África Subsahariana) se han convertido en un ámbito donde la diplomacia iraní ha podido tener una mayor presencia casi como un sistema de vasos comunicantes donde si uno baja de nivel (Europa) otro debe subir (en este caso, América Latina). También hay que decir que la cercanía discursiva, esto es, las similitudes en cuanto a la retórica antinorteamericana entre Caracas y Teherán, es algo que debe considerarse pero no sobredimensionarse.
La diplomacia iraní es altamente refinada y profesional y comprende los límites que tienen las acciones discursivas, algo que no es muy comprendido en los dominios del “realismo mágico” latinoamericano. La burocracia iraní, a pesar de sus diferencias internas, maneja sus asuntos exteriores con criterios de interés nacional a largo plazo y no con criterios religiosos o retóricos. Las relaciones con Bruselas, Washington y Moscú siguen siendo los temas centrales de la agenda, el fortalecer sus relaciones con la América Latina chavista se deriva más de una oportunidad percibida que de otra cosa. Tal vez el único país que en nuestra región despierta un genuino interés iraní es Brasil.
Irán y Brasil
Teherán y Brasilia mantienen relaciones diplomáticas desde 1903 y aunque la Revolución Islámica de Irán significó un punto de quiebre en la política exterior iraní las relaciones bilaterales entre estos países han permanecido cordiales.4 El creciente interés por América Latina no podía de ninguna manera dejar de lado al gigante latinoamericano y es así que mientras se afianzaban las relaciones con Caracas comenzaron a darse pasos para acercarse a Brasilia en base a dos ejes: Intereses comunes en el ámbito petrolero e intercambios comerciales bilaterales. De acuerdo al Ministro de Energía de Brasil, Edson Lobao, el gobierno brasilero rechazó en Septiembre de 2007 una propuesta realizada formalmente por el embajador iraní en ese país, Mohsen Shaterzadeh, de incorporarse a la OPEP. La misma invitación había sido realizada días después por el gobierno de Arabia Saudita recibiendo igual respuesta por parte de Brasil. Desde fines de 2007 los últimos descubrimientos de yacimientos de hidrocarburos han hecho que las reservas brasileras alcancen los niveles de Nigeria o Venezuela (miembros de la OPEP) y es por eso que los dos socios-enemigos de la OPEP, Arabia Saudita e Irán, han demostrado interés en Brasil. De acuerdo al ministro brasilero el plan de su país es apostar por refinar el petróleo y exportar productos como gasolina, y no petróleo crudo y sostuvo que para tales planes no resulta importante pertenecer a la OPEP.
A pesar de esta negativa, eso no significa que las relaciones estén en un mal momento. Empresas brasileras participan de proyectos de explotación en yacimientos iraníes. Podríamos decir que desde el lado iraní Brasil es visto como un país importante por su posición regional e internacional así como una fuente potencial de experiencia y tecnología en el sector de los hidrocarburos. Desde el lado brasilero, Irán es un importante socio comercial así como un estado dispuesto a reconocer el papel de Brasil en el sistema internacional.
Celso Amorim, Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, ha visitado Irán el día 2 de Noviembre de 2008. Se trató de la primera visita de este tipo desde 1991 lo cual nos habla de la voluntad brasilera de desarrollar actividades en esta región en general, y en este país en particular. Esta visita es la respuesta a la que en Marzo de 2008 realizara Alireza Sheikh Attar, Vice Ministro de Relaciones Exteriores de Irán para asuntos americanos a Brasil. Amorim se ha reunido con el Presidente Mahmud Ahmadeniyad (a quien invitó a visitar oficialmente Brasil), con el Ministro de Relaciones Exteriores iraní Manoucher Mottaki, con el Portavoz del Parlamento Alí Lariyani, con el Presidente de la Asamblea de Expertos Ali Akbar Rafsanyaniasí (Presidente de Irán entre 1989 y 1997) así como con Saed Jalili, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, principal órgano negociador iraní en el ámbito del desarrollo nuclear. Celso Amorim fue acompañado por una importante comitiva empresarial brasilera para inaugurar un encuentro comercial Irano-Brasilero.
Irán representa el 28,7 % de las exportaciones brasileras a Medio Oriente. La importancia comercial de Brasil es central para Irán más allá del papel de Brasil en el sistema internacional. Más del 80% del comercio bilateral entre Irán y América Latina está representado por el intercambio irano-brasilero. En 2004 Brasil exportó 1.246 millones de dólares a Irán (situándose en los niveles de Suecia, Japón e India en cuanto a exportaciones a Irán), en 2005 fueron 1.065 millones de dólares, 1.725 en 2006, 2.234 en 2007. El problema es que casi no hay exportaciones iraníes a Brasil, apenas superan los 10 millones de dólares y equilibrar el comercio bilateral es uno de los temas centrales de la agenda de trabajo iranobrasilero de la actualidad. Cuando se habla de la “peligrosidad” de las relaciones entre Irán y América Latina se hace referencia a los lazos con Venezuela y las iniciativas económicas conjuntas. Sin embargo, a pesar de esos acuerdos de cooperación su comercio bilateral es casi inexistente, apenas supera los 50 millones de dólares anuales. No se habla, del intercambio comercial con Brasil o con Chile, considerados países serios en el sistema regional americano, que mantienen cifran muy superiores a las existentes entre Caracas y Teherán.
Volviendo a las visitas de alto nivel. En medio del conflicto de Gaza, Mohammad Abbasi, Ministro de Cooperativas de Irán, visitó Brasil el viernes 9 de enero de 2009. Se entrevistó con Marco Aurelio García, asesor presidencial para asuntos internacionales, y le entregó una carta del presidente iraní para Lula da Silva (con quien no pudo entrevistarse). Este encuentro fue un esfuerzo más del gobierno iraní por encontrar apoyos diplomáticos a nivel internacional para presionar internacionalmente a Israel por su ataque a la Franja de Gaza. Debemos destacar aquí que Abbasi también visitó en esa ocasión Bolivia y Ecuador, siendo recibido por los presidentes de ambos gobiernos pero no así por el brasilero.
A la par de Abbasi, Ali Akbar Mehrabian, ministro de Industrias y Minas de Irán visitó Venezuela, Nicaragua y Cuba con el mismo objetivo, obtener apoyo diplomático para la posición iraní con respecto al conflicto de Gaza. Los países latinoamericanos se convirtieron así en un ámbito en el cual se podría ejercer algún grado de influencia. Si bien Brasil fue el menos permeable, este viaje dio algunos otros resultados ya que Venezuela y Bolivia cortaron relaciones diplomáticas con el estado de Israel al momento que los enviados iraníes estaban en Caracas y La Paz.
Dos meses después, en Marzo de 2009, como parte de su viaje por América Latina el Ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Manoucher Mottaki, estuvo en Brasil donde se entrevistó con el canciller brasilero Celso Amorim con quien discutió temas referidos a los intercambios comerciales bilaterales.
También se entrevistó con el presidente Lula da Silva donde hablaron de la importancia de estrechar los vínculos bilaterales como una forma de afianzar los lazos entre los que se denominada países Sur - Sur. Como resultado de la invitación que Amorim le hiciera a Ahmadineyad en Noviembre de 2008, el gobierno iraní decidió que este viaje se realizara a inicios de Mayo de 2009 (además de visitar Venezuela y Ecuador), como una forma de demostrar que Teherán tiene amigos en el sistema internacional, y no hay dudas de que Brasil es una de las nuevas potencias emergentes (su PBI lo ubica entre las primeras 10 economías del mundo). Sin embargo, el viaje fue pospuesto pocas horas antes de su realización, aduciendo problemas derivados de la cercanía a las elecciones presidenciales iraníes del 12 de Junio.
Las explicaciones de esta suspensión no han sido muy claras, mientras algunos sostiene que fueron motivaciones derivadas exclusivamente de razones de política interna iraní, otros sostienen que había una oposición brasilera derivada del discurso de Ahmadineyad en la Cumbre Durban en Abril de 2009. Esta intervención generó una dura respuesta oficial de Brasil, el texto de esta declaración decía: El Gobierno brasileño conoció, con particular preocupación, el discurso del presidente iraní, que, entre otros aspectos, restó importancia a acontecimientos trágicos e históricamente comprobados como el holocausto.
El Gobierno brasileño considera que manifestaciones de esa naturaleza perjudican el clima de diálogo y entendimiento necesario al tratamiento internacional de la cuestión de la discriminación. Las autoridades de Brasil aprovecharán la visita de Ahmadineyad, prevista para el 6 de mayo, para reiterar al Gobierno iraní sus opiniones sobre esos temas.5
De ahí que a pesar de la importancia de Brasil, Ahmadineyad no quisiera en medio de una campaña electoral recibir quejas en un viaje oficial y suspendiera el viaje ante la imposibilidad de convencer al gobierno brasilero de no reiterar esas críticas durante la visita.
Otros señalan que la abierta oposición de los Estados Unidos e Israel al viaje así como las manifestaciones callejeras pueden haber hecho que el gobierno brasilero haya cambiado de idea y haya decidido no recibir a Ahmadineyad. Sin el plato fuerte brasilero no tenía sentido el viaje a Ecuador y Venezuela.
En cualquiera de los dos casos, ya sea que la decisión de no realizar la visita haya sido decidida por Irán o por Brasil (o de mutuo acuerdo), esa suspensión no debe interpretarse como una disminución del nivel de relaciones entre ambos estados. Mientras los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña han mostrado su preocupación por la situación en Irán luego de las elecciones del 12 de Junio, el gobierno de Brasil ha declarado que es casi imposible pensar en un fraude en las elecciones iraníes convirtiéndose, de esa manera, en uno de los pocos países que no cuestiona los resultados de las elecciones presidenciales, lo cual no es un dato menor.
La postura de los Estados Unidos de América Mientras Irán se acerca a América Latina, los Estados Unidos han manifestado en repetidas ocasiones su incomodidad ante este hecho. Así lo han hecho, el secretario de defensa, Robert Gates, el anterior jefe del Comando Sur (SOUTHCOM), Almirante James Stavridis.
Douglas Fraser quien es desde el mes de junio el nuevo jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América, ha respondido a preguntas del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado de los Estados Unidos6 como parte del proceso de confirmación para su nuevo puesto. En esta audiencia se le han realizado preguntas acerca de su nuevo destino y varias de ellas se han referido a las relaciones entre Irán y América Latina donde se refleja la posición norteamericana.
Ante la pregunta del Comité sobre cuáles eran las razones por las cuales algunos gobiernos latinoamericanos dan la bienvenida a los iraníes así como las razones por las cuales Irán se había acercado a América Latina, el General Fraser declaró “Yo también estoy preocupado por la intromisión de Irán en América Latina. Irán es un estado que apoya al terrorismo. Irán ha incrementado sus esfuerzos diplomáticos en la región y ha iniciado relaciones comerciales con muchos de esos países. Pienso que el objetivo de Irán es tratar de disminuir la influencia de los Estados Unidos en la región así como el de apoyar a aquellos estados que tienen un mensaje ideológico antinorteamericano.
La mayoría de los países de la región parecen dar la bienvenida a Irán como un potencial socio económico. Por ejemplo, el Presidente Ahmadineyad ha realizado varios viajes a Venezuela y ha habido inversiones multimillonarias entre estos dos países en los últimos años”.
En segundo término, al ser consultado acerca de la relación entre los iraníes y el tráfico de drogas (otro de los principales temas de la agenda de seguridad norteamericana en nuetsra región), Fraser afirmó: “No creo que haya ninguna relación directa entre Irán y el tráfico de drogas en los países del área del SOUTHCOM”.
Las respuestas del General Fraser indican que Irán seguirá siendo un tema en las relaciones entre los Estados Unidos y América Latina, constituyendo una preocupación en el ámbito ideológico (por su retórica antinorteamericana) y comercial más que una preocupación en temas de seguridad tal como desde medios periodísticos se lo suele presentar.
Conclusiones
El acercamiento de Irán a América Latina se ha mantenido desde sus inicios en la última parte de la segunda presidencia de Mohamed Jatamí, aunque se ha producido un incremento innegable en los cuatro años de la presidencia de Mahmud Ahmadineyad. Así se abrió una embajada en Bolivia (en septiembre de 2007), en Ecuador (en enero de 2009) y se reabrió la embajada en Colombia (Enero de 2007), en Chile (Abril de 2007), en Nicaragua (Octubre de 2007). Hoy Irán mantiene embajadas residentes en los siguientes países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, México, Nicaragua, Uruguay y Venezuela. Por su parte, el embajador iraní en Uruguay atiende en forma concurrente las relaciones con Paraguay mientras que el de Colombia atiende las relaciones con Perú.
A pesar de esa creciente importancia, hay algunos en Irán que no piensan que esto sea lo más acertado. Mir Hosein Mousavi (candidato en las elecciones presidenciales del 12 de Junio pasado) ha dicho que el presidente Ahmadineyad ha cometido un error al acercarse demasiado a los países de América Latina ya que las prioridades de Irán deben ser los estados de su región más cercana. Como respuesta Ahmadineyad ha afirmado que Mousavi no entiende nada de política internacional y es por eso que critica la política de acercarse a América Latina. El actual presidente señaló que “Mientras los países occidentales trataban de aislar internacionalmente a Irán, nosotros fuimos hacia el “patio trasero” de los Estados Unidos.
Mi discurso más antinorteamericano fue hecho en Nicaragua. El incrementar las relaciones con América Latina fue una movida muy inteligente”. Resulta muy claro, entonces, cual es la motivación iraní. Los responsables de la política exterior norteamericana, tal como lo hemos afirmado, ven clara la situación en cuanto al denominado “peligro iraní en América Latina”, su capacidad de generar sentimientos antinorteamericanos y competencia en el ámbito comercial.
El desafío de Irán es el de lograr establecer una relación estable con América Latina y por eso apuesta cada vez más por Brasil y no por Venezuela. Brasil son 2 billones de razones anuales y Venezuela es una interminable (y hasta agobiante) selva retórica que genera más oposición que ventajas.
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Ágora Internacional Vol. 4 Nº 9 pp. 43 - 47.
* El autor es Director del Centro de Estudios del Medio Oriente Contemporáneo (CEMOC). Responsable del Blog de Noticias de Irán en Español http://noticiasdeiran.blogspot.com ).
1
Exactamente son 213 tratados firmados entre 1998 y 2009 de acuerdo a información suministrada al autor por el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela.
2
Ecuador reingresó a esta organización en Octubre de 2007 luego una ausencia de 15 años.
3 Irán no mantiene relaciones diplomáticas con tres de los miembros del ALCA: Honduras, Dominica y Antigua y Barbuda.
4 El primer estado latinoamericano que estableció relaciones diplomáticas con el Imperio Persa fue la República Argentina el 27 de Julio de 1902, fecha en que se firmó se firmó un Tratado de Amistad y Comercio en Ostende (Bélgica) aunque desde el año 1900 había un Cónsul Honorario de Persia en Argentina, el ciudadano belga Henri Enthoven (reconocido oficialmente como tal el 4 de enero de 1901).
5
Texto disponible en el sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil
http://www.mre.gov.br/portugues/imprensa/nota_detalhe3.asp?ID_RELEASE=6429
6
La transcripción de la intervención del día 2 de Junio de 2009 está disponible en
http://armed-services.senate.gov/statemnt/2009/June/Fraser%2006-02-09.pdf
Fuente: http://www.cemoc.com.ar/IranenAmericaLatina.pdf