A su regreso de Bolivia, el ministro de Defensa iraní, Ahmad Vahidi (en la foto, con su anfitrión, Evo Morales), calificó de “positiva” su visita, que fue interrumpida cuando sus anfitriones lo invitaron a retirarse ante el reclamo argentino por tratarse de uno de los acusados por el atentado a la AMIA.
“La expansión de todo tipo de cooperación con los países de Latinoamérica goza de prioridad en política exterior” de su país, aseguró el funcionario que tiene orden de captura internacional como coautor ideológico del ataque terrorista del fundamentalismo islámico perpetrado el 18 de julio de 1994, que provocó 85 muertos y centenares de heridos.
Se trató del segundo hecho de esas características en la Argentina, después del cometido contra la Embajada de Israel, el 17 de marzo de 1992, con 22 víctimas fatales y cientos de otros damnificados.
Vahidi puntualizó el especial interés iraní en profundizar los vínculos con los Estados adheridos a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que encabeza el presidente venezolano, Hugo Chávez.
El prófugo de la Justicia argentina, que no fue detenido en Bolivia por Interpol, destacó que había sido invitado por su colega del Altiplano, María Cecilia Chacón.
Por otra parte, los medios de comunicación iraníes no informaron de las circunstancias en que Vahidi debió abandonar Bolivia.