Brasil siempre ha sido un país de contrastes y la inauguración del Mundial de Fútbol no fue la excepción: mientras locales y turistas se preparaban con entusiasmo para presenciar la inauguración del máximo evento futbolístico del planeta, otros convocaban frenéticamente por las redes sociales manifestaciones en al menos 11 ciudades.
La disparidad en Brasil nunca había sido tan notoria como cuando en Sao Paulo se producían enfrentamientos entre manifestantes y policías, a tan solo 12 kilómetros del estadio Arena Corinthians, donde inició el show del balompié.
Las calles de Sao Paulo se dividían entre las celebraciones y las protestas. Un centenar de trabajadores del metro exigían la reincorporación de 42 compañeros que fueron despedidos tras realizar una huelga el fin de semana, mientras que jóvenes manifestantes utilizaban la basura cercana como barricadas en llamas. A la par, 61.000 personas ingresaban al estadio para presenciar el evento.
Activistas brasileños y periodistas denunciaban que las fuerzas públicas se excedieron en contener a los manifestantes. Utilizaron balas de goma y bombas lacrimógenas. También desplegaron policías a caballo, cerraron varias estaciones de metro y en medio de la tensión, resultaron heridas siete personas, incluidas dos periodistas de CNN.
Otras ciudades en cólera
En Río de Janeiro, los empleados de los aeropuertos de Galeao, Santos Dumont y Jacarepaguá realizaban a medias una paralización por 24 horas en demanda de un convenio laboral colectivo. Ningún vuelo había sido cancelado, pero dos decenas fueron reprogramados.
También realizaron marcha en la que quemaron la bandera de Brasil y lanzaron eslogans como "FIFA go home (vete a casa)". Adicionalmente, las autoridades detuvieron a diez activistas en la misma región.
Belo Horizonte, ciudad del estado de Minas Gerais, también tuvo brotes de violencia, destrozos en tiendas y en entidades bancarias. Cuatro personas fueron detenidas y un fotógrafo de la agencia Reuters resultó herido por una piedra.
En Natal, capital de Río Grande do Norte, los conductores de autobuses anunciaron una huelga indefinida en demanda de mejores salarios.
También se llevaron a cabo manifestaciones en las ciudades de Sao Luis (Maranhão), Teresina ( Piauí), Fortaleza (Ceará), Belén (Pará), Recife (Pernambuco), Brasilia (la capital), Porto Alegre (Río Grande do Sul) y Maceio (Alagoas).
Abuchada por segunda vez
Ni la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ni el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, hicieron la proclamación de la inauguración del Mundial ante las probabilidades de una pitada histórica. Sin embargo, su presencia desató la furia de los asistentes, que gritaron insultos contra la gobernante.
La mandataria ya sufrió el descontento de la población en junio 2013, durante la apertura de la Copa Confederaciones, en plena efervescencia de las manifestaciones sociales.
Aunque las protestas no fueron tan masivas como hace un año (con más de un millón de personas en la calle) lograron su objetivo: que los medios del planeta hablaran de ellos, y de las razones por las que pretenden boicotear el evento. Apenas está empezando, y la agenda de protestas ya está organizada, queda ver su accionar.
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