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Análisis e Investigación
La corrupción de Oceanografía y el monopsonio de Pemex

Por Leo Zuckermann

Publicado en: Excélsior - 12 de Marzo de 2014

 

¿Qué tienen en común Banamex, Rabobank, PNC Bank, la Liga MX, el IMSS, Infonavit y el astillero De Hoop? Que a todos los engañó Oceanografía, uno de los principales contratistas de Pemex. Entre más leo sobre esta dizque “empresa”, más me convenzo de que se trata de una bola de pillos que se enriquecieron por medio de la corrupción, el robo y la mentira. La historia de Oceanografía refleja un estilo de hacer dizque negocios: el del supuesto “empresario” quien, motivado por la codicia, ve la oportunidad de mejorar exponencialmente sus ingresos a través de conexiones políticas.

Amado Yáñez fundó Oceanografía en 1968. La empresa iba bien pero, a partir de los gobiernos panistas, su estrella comenzó a brillar con fuerza. De acuerdo con ADNPolítico, entre 1999 y 2013 “obtuvo poco más de 160 licitaciones públicas nacionales e internacionales para proveer servicios y obra pública, principalmente para Pemex y su subsidiaria Pemex Exploración y Producción, por un monto que superó los 31 mil millones de pesos”.

¿Cómo se explica tanto éxito en tan poco tiempo? ¿Acaso tiene que ver con sus habilidades empresariales? ¿Acaso inventaron alguna patente o sistema para operar mejor y dar precios más económicos a Pemex? No lo creo. Lo que pienso es que tuvieron buenos contactos dentro del gobierno, quienes les aseguraron jugosos contratos.

He ahí el problema de fondo en este asunto de Oceanografía. Pemex es un monopsonio, es decir, la única empresa compradora en ciertos mercados, por ejemplo, en el de mantenimiento de pozos petroleros. De esta forma, todas las empresas que quieran participar en este mercado tienen que aceptar las condiciones del monopsonio en términos de precio y calidad.

Uno esperaría que los burócratas que deciden las compras en Pemex defendieran los intereses del dueño de la empresa, que es una cosa muy etérea llamada “la nación”. No suele ser el caso, porque la condición humana se impone. Los burócratas más bien hacen lo que les conviene a ellos: quedar bien con sus jefes o engrosar sus fortunas personales, por ejemplo.

En burocracias como las de Pemex, entre más grandota una compra, más arriba se toma la decisión. En el caso de Oceanografía, su buena “estrella” para conseguir tantos contratos al parecer vino de muy alto. No sabemos qué tanto. Hay muchas especulaciones. Los rumores, nunca comprobados, hablan hasta de la casa presidencial. La verdad es que no sabemos. Y eso sería lo que habría que investigar: quién hizo que Yáñez se convirtiera en uno de los contratistas favoritos de Pemex y a cambio de qué.

Lo que sí sabemos es que este señor sabía aceitar la maquinaria de Pemex regalando a sus funcionarios y directivos relojes Audemars Piguet de 40 mil dólares cada uno. ¿A cambio de qué? Porque nadie regala estas joyas por buena onda.

Sabemos, también, que el nuevo gobierno de Peña inhabilitó a Oceanografía para celebrar contratos con entidades públicas debido a las irregularidades que encontraron. Eso hizo que Banamex iniciara una investigación, ya que Oceanografía les debía 585 millones de dólares, respaldados con cuentas por cobrar que tenía la contratista con Pemex. Lo que encontraron es que la petrolera sólo le adeudaba 185 millones de dólares a Oceanografía. Los 400 millones restantes se habían conseguido con papeles falsos de la petrolera. ¿Quién, dentro de Pemex, ayudó a falsificar los documentos que presentaron a Banamex?

Sabemos que, a partir del descubrimiento de este fraude, se han hecho públicos otros presuntos desfalcos. Oceanografía no pagaba todo lo que tenía que pagar al IMSS e Infonavit. También defraudó al banco holandés Rabobank, quien les había prestado 220 millones de euros. Al banco estadunidense PNC Bank le dejó de pagar deudas por 29.5 millones de dólares y 10.8 millones de euros. A los astilleros holandeses De Hoop los dejaron chiflando en la loma con siete buques que estaban construyendo y una deuda de 10.8 millones de euros. A la Liga MX de futbol los engañaron para comprar el equipo Querétaro. Y a cientos de trabajadores los tienen sufriendo porque no les han pagado.

Un desastre. La típica historia del supuesto empresario que en realidad es un pillo enriqueciéndose por medio de la corrupción, mentira y el robo en despoblado. Pero, ojo, que del otro lado también había una bola de bribones en Pemex que ayudaron a cometer los múltiples fraudes. A esos también habría que perseguirlos y procesarlos. Esto no puede quedar impune ni de un lado (del contratista corrupto) ni del otro (del monopsonio gubernamental que participó en la corrupción).

 
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